A priori, cabría suponer que un panel fotovoltaico, que usa la radiación solar para transformarla en energía eléctrica, será capaz de producir una mayor cantidad de ésta cuanto más soleado y caluroso sea el clima.
Si bien la primera premisa relativa a las horas de sol es cierta, el efecto de la temperatura en paneles fotovoltaicos es distinto al que cabría esperar.
Entre dos placas expuestas al mismo número de horas de sol, una a una temperatura templada y la otra a altas temperaturas, la primera producirá más energía mientras que la producción de la segunda se verá reducida a medida que aumente la temperatura.
Generalmente, la temperatura ideal para una producción óptima se encuentra en el intervalo entre los 20 y 25ºC. Sin embargo, cuando los termómetros sobrepasan los 30ºC, la eficiencia de los paneles solares puede verse reducida hasta en un 10%.
En cualquier caso, aunque no sea la estación del año en las que los paneles son más eficientes, el verano sigue siendo la época en la que las instalaciones fotovoltaicas producen una mayor cantidad de energía.
Esto ocurre porque la pérdida de eficiencia se ve ampliamente compensada por la gran cantidad de horas de luz solar de las que disfrutamos en España en verano.
¿Cómo afecta la temperatura a las placas solares?
En un artículo anterior de nuestro blog hablábamos sobre de qué material están hechos los paneles solares y contábamos que las células fotovoltaicas son de silicio, un semiconductor cuyas propiedades sufren cambios en función de la temperatura ambiental.
A medida que aumenta la temperatura del silicio, se produce una caída de tensión en los módulos, haciendo que la capacidad de generar energía se vea reducida.
Las células fotovoltaicas llegan a dar el 100% de su rendimiento exclusivamente cuando el panel solar alcanza su potencia pico, es decir, cuando el sol produce 1 kW/m2 a 25ºC.
Al igual que existe un consenso en que 25ºC es la temperatura ideal para obtener una eficiencia óptima, según la mayoría de los fabricantes, a 40ºC un panel solar suele ofrecer un rendimiento del 80% de su capacidad.
Consejo para reducir los efectos del calor en una instalación
En este sentido, la principal recomendación es, siempre que sea posible, ubicar los componentes electrónicos de la instalación fotovoltaica (inversores, reguladores, baterías de litio, etc.) en un lugar en el que la temperatura no sea elevada y haya sombra durante buena parte del día.
Del mismo modo, el hecho de que dicha ubicación cuente con cierta ventilación favorecerá a la refrigeración de los equipos, asegurando un mayor rendimiento y previniendo posibles averías.